Actualmente, el mundo es dominado por las trasnacionales que en muchas ocasiones, llega a sobrepasar el promedio de ingreso anual de países enteros, estos colosos corporativos mantienen éxito sobre varios pilares fundamentales, el más importante de ellos, es el mantenerse actualizado e ir a la par de las necesidades del hombre.
Neuromarketing, no vendas una marca, vende una emoción.
¿Cuántas veces te has quedado fascinado con las publicidades de Coca-Cola? Seguramente te han hecho asombrarte muchas veces, pues la genialidad de estas grandes producciones son realmente simples en cuanto a su idea. Ellos no buscan venderte una bebida gaseosa, ellos buscan vender una emoción ¿Puedes adivinar cuál?
La felicidad es el mayor arma de Coca-Cola, ellos no se basan en decirte lo buena que es su bebida ni tampoco se preocupan por decirte que tan barata puede ser, ellos quieren hacerte creer, que comprando su marca, compras la felicidad. Analiza este vídeo, y te darás cuenta de por qué te lo digo.
La idea es simple, “La felicidad comienza con una sonrisa”. Coca-Cola, en todas sus etapas, ha apostado por manejar el fin último del hombre, es decir, la felicidad, por ello es tal vez la marca más poderosa en toda la historia y entre todo tipo de producto, bien o servicio.
El neuromarketing trabaja precisamente con este tipo de estrategias, las que no llegan directamente a ofrecerte un producto, sino, una emoción. De eso se trata el venderle a la mente, y no es una práctica tan reciente como se cree, el asunto es que como materia comprobada apenas surge.
Digo que no es tan reciente porque Lucky Strike, tal vez la marca más poderosa de cigarrillos en el mundo, también uso una forma o técnica del neuromarketing para posicionarse como un coloso de la industria tabaquera.
Cuando Lucky S. comenzó como una vendedora de tabaco masticable en 1871 y el principal consumidor del mismo eran los obreros de las minas de oro. Pero no fue hasta 1920 que inició sus exitosos golpes de suerte con la introducción del neuromarketing para su marca, aunque dudo mucho que ellos supieran que lo que hacían tenía que ver con la materia.
El objetivo de Lucky S. era simple, decir que sus cigarrillos generaban pérdida de peso. Esto, a pesar de ser mentira, motivó a muchas mujeres a comenzar a probar el cigarrillo, aunque seguía siendo mal visto en la sociedad, y una mujer que fumase tenía que abstenerse a los malos juicios sobre su vida.
Pero luego, Lucky S. vuelve a dar un segundo golpe publicitario alrededor de 1960, con la campaña publicitaria ligada a la Estatua de la Libertad. La idea era movilizar la mente de la sociedad con respecto a la idea que tenían de la mujer que fumaba. Ellos realizaron una marcha por Manhattan con mujeres disfrazadas de la Estatua de la Libertad y en vez de cargar antorchas, llevaban cigarros Lucky Strike.
El fin era simple, implantar la idea en la mente del ciudadano de que Lucky era para la mujer libre, fuerte e independiente, que no necesitaba de la opinión del hombre para hacer lo que ella quisiera. Por supuesto, como Coca-Cola, ellos no querían vender un cigarro, ellos querían vender una idea o una emoción. A partir de ahí, el tabú de que solo las mujeres de cierto estilo de vida podían fumar, fue cayendo en picada y Lucky Strike se volvió otro ejemplo en la historia del neuromarketing en la praxis.
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Autor invitado: Angel Dichy
Foto vía: citirecruitment