La memoria lejos de ser un disco duro que almacena todo, es algo que se puede modificar fácilmente, de hecho, el cerebro puede modificar de manera subconsciente algunos recuerdos, como método para sobrevivir en algunas condiciones. Esto tiene una explicación, ya que hay recuerdos muy dolorosos, hay situaciones que hacen sentir muy débil y desprotegido, y por tanto el cerebro tiene que transformarlo para poder superar algunas adversidades.

Los recuerdos también se pueden transformar de forma voluntaria, y eso es de lo que hablaremos hoy en neuromarketing y tecnología.

Investigaciones sobre los falsos recuerdos

En estudios realizados por la psicóloga Elizabeth Loftus ha descubierto que la memoria almacena falsos recuerdos, cosas que no han sucedido, o recuerda cosas de manera diferente a como ocurrieron. Las investigaciones sobre los falsos recuerdos eran muy importantes ya que es en base a esto que se realizaban muchos juicios.

En un experimento realizado por Loftus, pusieron a ver a unos participantes imágenes de autos que chocaban, luego cuando se les pidió que recordaran lo que habían visto, entonces para evocar los recuerdos, los investigadores usaron distintas frases con los participantes. A un grupo les preguntaban a que velocidad creían que habían entrado en “contacto” los coches, mientras que a un segundo grupo les pregunto a que velocidad creían que habían “chocado”. El primer grupo decía que los coches iban a una baja velocidad, y el segundo grupo estimó una velocidad mayor y recordaban cosas que no había sucedido, como cristales rotos en el suelo. Vemos entonces que con un ligero cambio de palabras, las personas cambian sus recuerdos.

La memoria selectiva

Según el psiquiatra Luis Rojas Marcos, la memoria selecciona recuerdos positivos, por sobre los negativos, a no ser que esté deprimido. Además, la memoria reconstruye los recuerdos para adaptarlos a nuestra actual forma de pensar, para así evitar contradicciones con nuestra actual concepción de la vida. De esta manera, los recuerdos van cambiando con los años. La mente suele camuflar ciertos recuerdos y justificar otros, con el propósito de hacer la vida más llevadera.

La imagen de nosotros mismos y la opinión que tenemos de los demás varía según la memoria selectiva. Para alguien que nos cae mal, recordamos todo lo malo que haya hecho, llevando a tener una opinión cada vez peor. Respecto a nosotros mismos, nos recordamos en todas las situaciones las cosas que hicimos bien, y solemos pasar por alto las situaciones en las que hicimos las cosas mal. Esto lleva a que siempre se vean más los errores de los demás, que nuestros propios errores. La imagen de nosotros mismos suele ser muy superior a como nos ven los demás.

Científicos logran transformar malos recuerdos

En experimentos con ratones, sometieron a un grupo de ratones dentro de una jaula a recibir descargas eléctricas. Luego, mediante estímulos hacían que los ratones recordaran el suceso, y esto hacían que los ratones intentaran huir de esa jaula, pero si mientras reactivaban ese recuerdo, introducían una hembra en la jaula, entonces la sensación negativa del recuerdo era anulada, y sustituida por una sensación positiva.

De manera similar sucede con los seres humanos. Una persona que vemos por primera vez puede recordarnos a alguien que nos cae mal, y después de conocerla a fondo vemos que es alguien diferente y bastante agradable, entonces nuestra impresión cambia. Esto también lo podemos comparar con los personajes públicos, los cuales por muchos años pudieron hacer una gestión bastante admirada, pero basta un escándalo en el último año, para que pase a la historia como alguien nefasto.

Cambiar la imagen negativa que tienen los consumidores

Los malos recuerdos son muy difíciles de transformar, ya que el cerebro tiene unos mecanismos de defensa en el que debe de protegerse de todo aquello que sienta que le puede hacer daño. Un mal trato, un producto defectuoso, un trámite largo, basta para que la persona se sienta agredida y a causa de ello busque de cierta manera “devolver el golpe”, lo cual solo puede realizar a través de hablar mal de la marca. En la medida que cuenta la anécdota, la recordará más grave de lo que realmente sucedió.

En una crisis de social media, en donde una mala acción inunda las redes sociales, muchas empresas optan por pagar a expertos para evitar que esas noticias aparezcan en los primeros resultados de búsqueda, también se puede optar por influenciadores, que ayuden a cambiar la percepción. Hay muchas maneras de lograr un cambio, se puede hacer cambio de nombre de marca, cambio de colores para dar impresión de una renovación, muchos en los negocios incluyen frases como: “Nueva administración”.

En medio de tanta competencia, es muy difícil que una persona que haya tenido una mala experiencia en una compañía, vuelve a esa compañía, por más buenas referencias que reciba de otras personas. La clave está en hacer llegar un mensaje, ya sea a través de una publicidad en televisión a anuncios en internet, en el que se recrean esas acciones que molestan al consumidor; se recrea la escena para que sea percibida de una manera positiva, es cuestión de atenuar los detalles, en las que las cosas negativas no se ven tan malas, y las positivas son más notables, de esta manera empezará a cambiar su percepción.

Cambiar recuerdos es revivirlos con ligeros cambios, se agrega una imagen, una frase, y se suprime otra. El cerebro no es un ordenador que guarda un archivo exacto para recuperar después, así que no siempre está seguro al 100% de algo que sucedió. A través del uso de la argumentación, se puede hacer ver una acción negativa como algo positivo, por ejemplo hacer sentir culpable de una mala experiencia, no a la empresa, sino al consumidor. El hacer ligeros cambios de manera positiva aun suceso, hará que el recuerdo sea diferente, y esta es una técnica que se puede usar en los procesos de neuromarketing.

Visita el artículo más popular de neuromarketing en nuestro blog:  Neuromarketing y 4 técnicas para conseguir que la gente diga “sí”.